Practica escucha

Bloque 4

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La princesa futbolista

 

 

 

Tesa es una princesa, sus padres son los reyes. A diferencia de otras princesas de otros cuentos que se pasan el día esperando a que llegue un príncipe azul, sentadas en la ventana bordando servilletas o pañuelos y haciendo todo tipo de cosas raras, Tesa prefiere hacer lo que todos los niños de su edad: correr, jugar, divertirse con sus amigos… También le gusta dibujar y leer. Desde que aprendió a leer, todos los días dedica un buen rato a un libro.

Con todo, lo que más le gusta hacer a la princesa Tesa es jugar futbol. Por eso le llaman la princesa futbolista. Juega siempre con otros niños y niñas que viven en su barrio.

La princesa Tesa también va al colegio y allí aprendió a contar y conoció las monedas de su país. Con las monedas y los billetes se pueden comprar balones y muchas cosas más… pero la princesa Tesa no quiere comprar otras cosas, quiere comprar un balón reglamentario u oficial porque el que utiliza en sus juegos está ya muy viejo. Pero esos balones son muy caros, y ella casi no tiene dinero, por eso, ella no puede comprarse un balón.

Un día pensó que su padres, los reyes, tenían más dinero y que tal vez podría pedirles algo prestado y comprarse un balón.

También pensó que podía pedirles que le compraran el balón, como regalo. Pero el Rey le dijo muy serio:

–Tesa, hija mía, cada domingo te doy unas monedas para que las gastes como quieras. Tú siempre te gastas esas monedas en golosinas y chucherías. ¡Ahorra y podrás comprarte el balón que quieras!

Acto seguido, le regaló un precioso cerdito de barro, que tenía una ranura en el lomo, su cerdito de la suerte.

Cuando al domingo siguiente, los reyes, sus padres, llamaron a Tesa para darle el dinero que le daban cada domingo, Tesa decidió que era el momento de empezar a ahorrar. En lugar de gastar todas las monedas en caramelos y golosinas para toda la semana, como había hecho otras veces, decidió guardar algunas monedas en el cerdito de la suerte. El secreto estaba en saber esperar.

Las siguientes semanas visitó muchas tiendas hasta encontrar el mejor balón, el más bonito y con mejor precio. Cuando finalmente abrió su alcancía y contó las monedas que había dentro, se puso muy contenta. Tenía dinero suficiente para comprar un balón nuevo; incluso podría comprar dos balones reglamentarios.

Entonces se puso a pensar qué podría hacer con los dos. Y como sucede siempre que piensas mucho, ¡Tesa encontró la solución! Envolvió muy bien uno de los balones y lo llevó a la oficina de correos. Quería enviar ese balón a los niños más pobres del mundo, tan pobres que ni siquiera podían ahorrar, para que, como ella, pudieran jugar al futbol con un balón reglamentario.

Por la tarde, en el patio del castillo, Tesa jugó por fin con su balón nuevo junto a todos sus amigos y amigas. Era la princesa futbolista más contenta de todas las princesas futbolistas de los cuentos que nunca han existido. Ese balón era suyo, se lo había comprado ahorrando. Esa tarde metió más de diez goles.

 

“La princesa futbolista”, Guía didáctica, Comunidad de Madrid, Consejería de sanidad y consumo.

Dirección General de Consumo. (Adaptación).