Practica expresividad

Bloque 1

Leer en voz alta con expresividad provocará que los demás comprendan y disfruten el texto. Para desarrollar esta habilidad debes usar la fuerza y el volumen de tu voz; ya sea un tono agudo o grave, además de hacer gestos y movimientos corporales para representar el texto. Esta actividad te ayudará a desarrollar la expresividad. Revisa nuevamente la lectura y realiza lo que se pide.

 

Juan Oveja también quiere tener una persona

“Ni hablar. Tú no tendrás una persona”, dice papá Oveja durante la comida del medio día. “Ya te lo hemos dicho mil veces. Vale ya. Punto”. “¡En mi clase, todos tienen una!”, dice enfadado Juan Oveja. “¡Todos! Nunca me permitís nada!".

“No se habla con la boca llena”, dice mamá Oveja muy suavemente. “Tú sabes que a papá y a mí no nos parece nada bien tener personas como mascotas. ¡Eso es una crueldad!”.

Pero Juan lo intenta de nuevo al atardecer, antes de acostarse, mientras caminan por la pradera. “Mamá, ¿y una pequeña?”, pregunta. “¡Te prometo que le tendré siempre la jaula limpia!”.

“No es no”, dice severo papá Oveja, pero se encuentran con el señor y la señora Liebre, y mamá y Juan se quedan solos. “¿Y si es una pequeñita?”, susurra Juan. “Además, pronto tendré cumpleaños. No me olvidaré de darle de comer. ¡Lo prometo!”.

“Es que no está bien para una persona, cariño”, dice mamá, “que esté siempre enjaulada”. “Jugaré con ella”, dice Juan Oveja. “¡Por favor mamá!”. “Ya veremos, corazón”, dice mamá Oveja.

A la mañana siguiente, en la escuela, es día de arrumaco de personas y, nuevamente, Juan sólo puede llevar con él su vieja muñeca. Pero Clara Ternera ha traído una jaula con una persona negra auténtica y Ángel Cerdo tiene una china y José Perro, incluso, un verdadero esquimal.

¡Y sucede que sí, que a Juan le regalan una persona! Una blanca muy, muy pequeña, que lleva puestos un traje y un sombrero y puede que no sea tan bonita como el esquimal de José y el negro de Clara, pero, y eso es lo más importante, está viva.

“Gracias, mamá, gracias, papá.” “Se llama Peque.”

Ahora Juan tiene mucho que hacer. Siempre que quiere irse a jugar, después de hacer los deberes, mamá le pregunta: “¿Le has dado de comer a tu persona?”.

Y en ocasiones, también exclama: “¡Verdaderamente, tendrías que limpiar la jaula de nuevo!”. Y cuando el tiempo es bueno, quiere que Juan saque a Peque de la jaula. “¡También querrá correr un poco!”, dice mamá Oveja. “¿Para qué te hemos comprado la correa?”.

Juan le pone la correa a Peque y se van con Clara y Ángel. Juegan a que sus personas recojan palos que les tiran y salten por encima de una rama. Si desobedecen, no les premian con algo rico.

Un día, Clara dice que su pequeño negro es tan manso que se le puede dejar correr sin cadena. “¿Qué apostáis?”. Y ya José Perro suelta su persona. Únicamente Ángel dice que no, que no, que su china es demasiado incontrolable. Está convencido de que se le escaparía. “¿Y Peque?”, pregunta Clara, y continúa mirándolo de forma especial. Y Juan dice que Peque es muy manso y lo suelta de la cadena.

Por desgracia, él no sabía lo impetuosa que podía ser su persona, que rápidamente corre a meterse en un matorral, y pese a que Juan le grita que haga el favor de salir, Peque se introduce en éste.

“Mi Peque, mi pequeño hombre se ha ido”. Y aunque Clara y Ángel ayudan afanosamente a buscarlo, Peque no aparece.

“¿Qué es lo que ha sucedido?”, pregunta mamá Oveja y lo lame por encima de las orejas consolándolo, pero entonces ve la correa vacía y comprende todo lo sucedido. “¿No te he dicho que a una persona no se la puede soltar nunca de la cadena?”. Después, suspira brevemente, llama a papá Oveja y los tres juntos van hasta el matorral en el que ha desaparecido Peque. Hace tiempo que salió la luna y centellean las primeras estrellas. “¡Solo, ahí dentro, tendrás miedo”, solloza Juan. “¡Se te pondrán los pelos de punta!”.

“Por favor, pueden hablar más bajo”, dice la señora Cierva y levanta la cabeza fuera del matorral. “¡Están despertando a mis hijos!”. “Es que la persona de Juan se ha escapado”, dice la mamá de Juan disculpándose. Sola, se morirá de hambre. La señora Cierva despierta a sus hijos y todos ayudan a buscarla. “¡No puede ser! Ciertamente, no hay quien lo soporte”, dice la señora Zorra y saca la cabeza de la cueva. “¡Qué ruido!”. “Es que la persona de Juan se ha escapado”, dice la señora Cierva disculpándose y entonces la señora Zorra despierta también a sus hijos y todos ayudan a buscarla.

La señora Lechuza también ayuda y dice: “se ha caído en una zanja”. Y Juan Oveja corre rápidamente hacia allí. Peque está sentado llorando y temblando, con sus pantalones empapados y su chaqueta sucia y sin el sombrero en la cabeza.

—“¡Mi Peque!”, susurra Juan y estrecha fuertemente a su persona, “¿qué tonterías haces?”.

—“La tenemos de nuevo”, dice serio papá Oveja. “¡Pero no volverá a suceder algo así!”.

Antes de irse a dormir, Juan le da un rico plátano a Peque.

—“¡Mi más querido Peque!”, susurra y acaricia la espalda de su persona.

—“¡Mi más querido Peque!”. Y los dos se quedan dormidos bajo la luna llena.

Boie, Kristien y Philiph Whatcher (2008),
Juan Oveja también quiere una persona, Madrid, Loguez. (Adaptación)

1. Lee las siguientes frases tomadas de Juan Oveja también quiere tener una persona:

  • “En mi clase, todos tienen una” dice enfadado.

  • “No se habla con la boca llena” dice mamá Oveja muy suavemente.
  • “Y si es una pequeñita” susurra Juan.
  • Y pese a que Juan le grita que haga el favor de salir.
  • “Solo, ahí dentro, tendrás miedo” solloza Juan.
  • “Es que la persona de Juan se ha escapado” dice la mamá de Juan disculpándose.

 

2. Comenta con tus compañeros y el profesor lo siguiente:

  • De acuerdo con la intención del texto, ¿cómo debemos de leer las frases anteriores: enojados, tristes, llorando, felices, indiferentes, etc.?, ¿por qué?
  • ¿Qué intención tienen en el texto las expresiones marcadas con rojo?
  • ¿Cómo ayudan al lector estas expresiones para que dé la entonación adecuada cuando lee?

 

3. Comenta con tus compañeros cómo es hablar con enfado o suavemente, qué es susurrar, cómo hacemos la voz cuando sollozamos o nos disculpamos.

 

4. Lee las siguientes oraciones con la expresividad indicada entre paréntesis:

  • (Enojado) “Mi Peque, mi pequeño hombre se ha ido”.
  • (Con miedo) “Mi Peque, mi pequeño hombre se ha ido”.
  • (Llorando) “Mi Peque, mi pequeño hombre se ha ido”.
  • (Riendo a carcajadas) “Mi Peque, mi pequeño hombre se ha ido”.

5. Lee la siguiente oración con la expresividad indicada por el autor:

  • “¡Mi Peque!”, susurra Juan y estrecha fuertemente a su persona, “¿qué tonterías haces?”.
  • “¡Mi Peque!”, grita Juan y sacude fuertemente a su persona, “¿qué tonterías haces?".

 

6. Comenta y explica con tus compañeros cuál es la diferencia entre la expresión de la primera oración y la de la segunda.

7. Con ayuda de tus papás, graba en un audio, con la expresividad adecuada, tu lectura del texto "Juan Oveja también quiere tener una persona" de la página 12 de tu libro Innovación lectora 3.

 

Tu profesor registrará en un sistema de evaluación tu desempeño para valorar el nivel de dominio que has alcanzado.