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Un amigo para Dragón
Había una vez un dragón azul que vivía solo en una pequeña casa detecho rojo.
A veces Dragón se sentía solo. “Ojalá tuviera un amigo”, pensó Dragón unbuen día. Y decidió salir a recorrer el mundo para encontrar un amigo.
Dragón fue al bosque y vio una pequeña ardilla negra.
—¿Quieres ser mi amiga? —preguntó Dragón.
—No —dijo la ardilla—. Estoy muy ocupada.
Dragón se acercó a la orilla del río y vio un hipopótamo gordo y gris.
—¿Quieres ser mi amigo? —preguntó Dragón.
—No dijo el hipopótamo—. Estoy muy cansado.
Dragón fue hasta la laguna y vio un cocodrilo verde y resbaloso.
—¿Quieres ser mi amigo? —preguntó Dragón.
—No —dijo el cocodrilo—. Yo soy muy gruñón.
Dragón se sentó bajo un árbol soñando todavía con tener un amigo.
De repente, una manzana cayó del árbol y le pegó a Dragón en la cabeza.Justo en ese momento, una culebra chiquita y traviesa se deslizó cerca deDragón y quiso hacerle una broma, se escondió detrás de una roca y dijo:
—¡Hola Dragón!
Dragón miró alrededor, pero no vio a nadie.
—¿Quién dijo eso? —preguntó.
—Yo fui —dijo la culebra.
Dragón volvió a mirar a su alrededor, pero no vio a nadie.
—¿Dónde estás? —preguntó Dragón.
—Estoy aquí mismo, en tus manos —dijo la culebra.
Dragón miró la manzana y se rascó la cabeza.
—Yo no sabía que las manzanas podían hablar —dijo Dragón.
—¡Oh! Pero sí podemos —dijo la culebra en medio de la hierba.
—¿Quieres ser mi amiga? —preguntó Dragón a la manzana.
—¡Oh sí! —dijo la culebra riéndose.
—¡Por fin! —dijo Dragón—. Una amiga.
Dragón llevó la manzana a su casa y encendió un fuego acogedor y tibio.Primero, le contó cuentos de miedo. Luego, le contó muchos chistes. Dragónhabló y habló todo el día y siguió hablando hasta que se hizo de noche.
A media noche, Dragón preparó algo de comer. Puso galletas, jugo de naranja ysalsa de tomate en un gran tazón y lo revolvió. Puso una cucharada de comidaen su plato y otra en el plato de la manzana.
—Di “basta” cuando ya no quieras que te sirva más, dijo Dragón a lamanzana, y le puso otra cucharada en el plato. La manzana no dijo “basta”.
Dragón le puso otra cucharada en el plato, pero la manzana no dijo“basta”. Entonces Dragón echó toda la comida en el plato de la manzana.
—Me encanta que a los dos nos guste mucho comer —dijo Dragón—.
A los amigos les deben gustar las
mismas cosas. Dragón se
comió toda su comida.
La manzana no probó
bocado. Dragón todavía
tenía hambre.