Practica escucha

Bloque 3

 
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La otra cara de los circos

 

 

 

  • Tras la imagen de fantasía, magia y diversión que ofrecen estos espectáculos, existe una realidad que en la mayoría de los casos vulnera  el bienestar de los animales.

 

Imaginar un circo sin animales resulta difícil para la mayoría de las personas que asiste a estas presentaciones, pues se trata de actos aparentemente logrados con disciplina y recompensas para los animales. Sin embargo, lo que las personas no conocen son los actos crueles y las condiciones a las que se ven sometidas las criaturas en estos espacios. Muchos circos utilizan animales salvajes para sus actos. Lo que resulta lamentable es que los circos no proporcionan a los animales condiciones similares a las de su hábitat, como lo hacen los zoológicos o parques naturales.

El cautiverio causa neurosis, la cual se evidencia en comportamientos anormales, como movimientos repetitivos, golpearse la cabeza, balancearse o morder los barrotes de las jaulas. Cuando el circo cierra, los animales pasan la mayor parte del tiempo atados o encerrados en jaulas, en las que apenas pueden moverse y en las que deben comer y hacer sus necesidades. Para la organización protectora Animal Defenders Internacional, “La forma de estancia y confinamiento de los animales en los circos es totalmente opuesta a lo que necesita el animal, lo que constituye en sí un maltrato”.

Es importante tener en cuenta que en su hábitat natural no sería posible encontrar a un mono fumando cigarrillos, a un oso andando en bicicleta y mucho menos a un elefante dando volteretas, siguiendo el ritmo de la música a todo volumen. Sin embargo, por tratarse de un negocio, los propietarios de los circos utilizan el castigo psicológico y físico para conseguir los comportamientos tan anhelados por los espectadores. Los entrenamientos son más violentos, cuanto más peligrosos sean los animales, pues hay que conseguir el absoluto dominio del animal.

Los domadores están raramente calificados, tienen muy poca paciencia y les faltan conocimientos acerca de los animales a su cargo. Cuando los gritos no son suficientes, los animales son maltratados con barras de hierro, ganchos y descargas eléctricas para que obedezcan, según la Federación Argentina de Bienestar Animal.

Distintas organizaciones alrededor del mundo han denunciado el maltrato que sufren los animales en el entrenamiento: la extirpación de garras en los felinos o la extirpación de dientes incisivos en los chimpancés, así como la utilización de varas, palos y látigos. En la actualidad, países como Finlandia, Costa Rica, India, Suiza, Suecia, Dinamarca e Israel han prohibido los circos con animales salvajes.

Antes de asistir a un espectáculo con animales tenga en cuenta:

  • Muchos de los animales que están en los circos han sido arrancados de su medio natural, sustituyendo su forma de vida en libertad por la cautividad y una forma antinatural de vida.
  • Si bien los niños y las familias se sienten atraídos por observar en vivo a estos animales, los adultos deben ser conscientes del sufrimiento que estos espectáculos implican.
  • Durante el espectáculo, muchos domadores les ofrecen comida a los animales luego de cada acto, delante del público, para que los asistentes piensen que así es como el animal ha sido entrenado.
  • En algunos casos, dentro de las jaulas los animales permanecen encadenados, limitados para hacer ejercicio o expresar sus comportamientos naturales.
  • Muchos circos no se molestan en ofrecer a los animales los cuidados veterinarios necesarios, ya sea por falta de interés o de recursos para poder pagar estos servicios, razón por la cual muchos animales sufren enfermedades sin recibir tratamiento alguno.

 

Martín Camargo, J. F. (2008), “La otra cara de los circos”, en El Tiempo, 11 de noviembre. (Adaptación)