La tienda
Nadie se convierte en un campista experto de la noche a la mañana. A
acampar, como a todo, se aprende. ¿Qué te parece entrenarte en el jardín de
la casa? Si vives en un departamento, puedes reunirte con tus amigos y pedirle
a tu papá que los acompañen a un terreno adecuado, fuera de la ciudad. En
poco tiempo, todos serán capaces de montar y desmontar la tienda en un
santiamén.
La tienda
En el mercado existen tiendas de todas clases
y tamaños. Cuando vayas a comprar la tuya,
comprueba siempre su peso y piensa que deberás
cargar con ella durante kilómetros.
Una buena instalación
En primer lugar, haz una “limpieza general” del
terreno. Retira las ramas, las piedras y las hierbas
altas que pudieran molestarte a la hora de dormir.
Instala la tienda de forma que desde ella puedas
disfrutar del paisaje, procurando en la medida de
lo posible que la parte posterior sea la que quede
expuesta al viento: así, si llueve, el agua no
penetrará en su interior. Fíjala bien al suelo con
las estacas; si no lo haces, podría salir volando
a la primera
ráfaga de viento.
Hunde las estacas
oblicuamente en el suelo, de
manera que formen un ángulo recto con los tensores.
Si la superficie fuera inestable, utiliza las estacas de
dos en dos, hundiéndolas cruzadas en el suelo.
Una bota de tacón fuerte es una herramienta excelente
para hundir las estacas en el suelo. Comienza a
instalar la tienda como mínimo una hora antes de
la puesta del Sol, de manera que todo esté dispuesto
cuando caiga la noche.
Van Veen, Manon y Bart de Neve (2002), Guía del perfecto
explorador, Francia, Casterman, pp. 94-95.