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Acupuntura, la cura de las agujas

China, país con una tradición medicinal muy rica y antigua, es cuna de la llamada  acupuntura. Una historia cuenta que ésta se descubrió en los campos de batallas cuando ciertas heridas de flecha, en vez de dar la muerte, curaban a los guerreros de enfermedades que se consideraban intratables.

La disciplina de la acupuntura consiste en el uso de agujas finas que estimulan puntos situados a lo largo y ancho del cuerpo humano. Quien practica la acupuntura sabe diseñar tratamientos que ayudan al equilibro de energía en el paciente, tomando en cuenta los caminos que trazan estos puntos. A estos caminos o senderos se les llaman meridianos.

Los inventores de la acupuntura, en tiempos ancestrales, supusieron que nuestros cuerpos están atravesados por muchos flujos de energía y que la buena salud no es más que el buen  equilibrio de estos flujos. Los primeros médicos acupunturistas comenzaron a tomar el pulso (en tres posiciones diferentes de la muñeca) y a examinar la lengua de sus pacientes para detectar todos sus posibles desbalances.

A diferencia de la medicina occidental que conocemos más, la acupuntura no nombra y diagnostica a las enfermedades como en occidente —por sus síntomas— sino en sus propios términos, a veces muy filosóficos. Ideas importantes para ella son el yin y el yang, dos energías que se complementan. Otro concepto común es el de chi, que podríamos traducir como “fuerza de vida”. 

¿Cómo es una sesión típica de acupuntura? El especialista, una vez que ha ubicado cuál es el desequilibrio, elige los puntos del cuerpo que necesitan ser estimulados. Mientras te acuestas en una camilla, el o la acupunturista introduce agujas esterilizadas en esos puntos por media hora o más. A veces puede sentirse cierto dolor, hormigueo o algo de entumecimiento en los miembros. En ocasiones los acupunturistas utilizan, para sus tratamientos, una corriente eléctrica muy suave o recipientes de vidrio sobre los puntos, creando una forma de succión que ayuda al tratamiento.

 

Grandes momentos de la acupuntura

 

En el libro más antiguo que se ha encontrado de medicina china, ya se mencionaba el uso de agujas. Por otro lado, unos arqueólogos ubicaron, en la tumba de un personaje de la realeza, agujas de plata y oro: esto revela que por lo menos desde hace 2000 años ya se usaba esa práctica curativa.

China tiene, como personaje importante de sus leyendas, al Emperador Amarillo, de quien se dice era un gran sabio, inventor e impulsor del arte de las agujas.

Otra historia tradicional cuenta que un médico muy famoso, mientras estaba de viaje, llegó a una comarca donde la gente estaba muy triste pues el hijo del gobernante local estaba al borde de la muerte. Se pidió permiso para que el médico penetrara hasta la habitación del joven, que yacía inconsciente. Fue con la milagrosa cura de las agujas que lo reanimó poco a poco, hasta sanarlo por completo. El gobernante gratificó al médico con grandes riquezas y el conocimiento de la acupuntura se popularizó por toda aquella comarca, llamada Quo.

Durante diversas épocas, los emperadores de China tuvieron a su lado importantes médicos acupunturistas. Uno de estos hombres sabios mandó construir dos estatuas de bronce que representaban el cuerpo humano. En ellas estaban marcados con hoyuelos los 657 puntos de la acupuntura. Las estatuas estaban normalmente cubiertas con cera (para que estos hoyitos quedaran ocultos) y servían para que los estudiantes de medicina probaran sus conocimientos. Para realizar exámenes se hacía lo siguiente: se llenaban las estatuas de agua y se pedía a los alumnos que, con una aguja, picaran sobre la cera en la ubicación de los 657 puntos. Si los discípulos sabían bien dónde estaban los puntos y atinaban, corría de éstos un chorrito de agua.

Cuando este país se convirtió en república, sus nuevos líderes intentaron prohibir la acupuntura a favor de la medicina occidental, pero se percataron de que la población prefería su medicina antigua; era necesaria para mantener la salud en épocas difíciles y tiempos de hambre. Mao Tse-Tung, que gobernó buena parte del siglo xx, promovió que la acupuntura se practicara en los hospitales modernos.
 
Por otro lado, hay que comentar que la acupuntura se ha esparcido a otros países a través de los siglos. Llegó a Japón, Corea y Vietnam por las rutas comerciales. Los europeos comenzaron a aprender de las técnicas cuando enviaron a sacerdotes cristianos a las tierras de Asia, y ahí ellos se empaparon de la sabiduría local.

En 1971, cuando el presidente de Estados Unidos iba a visitar China, uno de los periodistas que cubriría la noticia sufrió un ataque de apendicitis, que fue aliviado con acupuntura. Esto desató un interés mundial por la antigua ciencia.

Existen quienes cuestionan a la acupuntura y no la consideran tan válida como otras formas de medicina; sin embargo, en general se reconoce mucho su poderoso efecto sobre males como la náusea, el dolor de muelas, espalda y cabeza.

 

Daniel Escoto