Derechos humanos
El 10 de diciembre de 1948 la Asamblea General de las Naciones Unidas promulgó la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, contenida en un breve texto con un
preámbulo y treinta artículos. Esta fecha del 10 de diciembre marca uno de los hechos más
trascendentales del siglo que culmina, e influirá de manera decisiva en los destinos de la
humanidad en el tercer milenio.
Por haber sido París el lugar donde se adoptó y proclamó el histórico texto, se designó a la
Ciudad Luz como sede central de los festejos cincuentenarios, que comenzaron hace dos
meses y que hoy culminarán con una esplendorosa ceremonia en la cual estarán presentes
muchas personalidades internacionales que se han caracterizado por su indeclinable y, en
no pocas ocasiones, peligrosa defensa de los derechos humanos.
La ONU (Organización de Naciones Unidas) es una asociación de gobierno global que facilita
la cooperación en asuntos como el Derecho Internacional, la paz y la seguridad, el desarrollo
económico y social, los asuntos humanitarios y los derechos humanos.
El presidente de la misión para la
conmemoración del cincuentenario, Robert
Badinter, ha reiterado que los derechos
humanos son universales e indivisibles. Esto
quiere decir que ninguna nación del mundo
está exenta de respetarlos y hacerlos respetar,
y que la aplicación de los treinta artículos de
la Declaración es obligatoria en su conjunto.
No ocurre así en la práctica, por desgracia.
A diario, al menos veinticinco de los treinta
artículos de la Declaración no son respetados
en el mundo. Como lo anota el señor Badinter,
Estados Unidos, primera potencia mundial, no
ha ratificado el pacto de 1966 sobre los derechos
económicos y sociales, ni China ha firmado
todavía el de los derechos civiles y políticos,
como tampoco el de los derechos económicos.
En cuanto a estos últimos, el desafío para la
humanidad es mayúsculo: mil trescientos
millones de seres humanos ganan menos de un
dólar diario para sobrevivir, y cada día mueren
35 000 niños a causa de enfermedades que
podrían ser prevenidas.
No ha sido manifiesta en estos cincuenta años la voluntad de los gobiernos para dar plena
vigencia a los derechos humanos. En Colombia, la situación en este aspecto es angustiosa. Se
nos ha señalado como uno de los países donde es más grave la violación de estos derechos,
empezando por los atentados y amenazas de que son víctimas quienes los defienden y
promulgan, entre ellos, los periodistas, los miembros de las
ONG y los educadores.
Al cumplirse el medio siglo de la Declaración Universal, debe renovarse el propósito de
difundirla por todos los medios posibles. El estudio de ese texto debería ser obligatorio, ya
que lo que no se conoce es como si no existiera.
“Historia de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos”, en El Tiempo (1998, diciembre 10).