El nombre de piano proviene de las palabras italianas piano-forte (suave y fuerte) que designaron, en sus comienzos, a este instrumento para indicar que con él eran posibles los cambios progresivos de intensidad en los sonidos.
El piano es un instrumento de cuerda, de percusión y de teclado. Es de cuerda porque su elemento sonoro consiste en una serie de cuerdas de metal —acero especialmente templado para poder soportar grandes tensiones— tensadas sobre una tabla de armonía; estas cuerdas pueden ser sencillas, dobles o triples.
Es de percusión porque el sonido se produce por medio de un martillo recubierto de fieltro que golpea la cuerda en un punto determinado, y es de teclado porque este martillo es accionado, mediante un complicado mecanismo, por la pulsación de las teclas.
Un elemento muy importante del piano son los dos pedales. Mediante el izquierdo —suave o celeste— los sonidos se amortiguan; con el derecho —fuerte— los sonidos se amplifican y se mantienen. El uso de estos pedales permite al pianista fijar la intensidad de la nota y obtener en la melodía todos los matices, del fortísimo al muy suave. Los pianos de cola suelen llevar, además, un tercer pedal, que se denomina sostenuto.
La historia del piano es relativamente reciente: fue inventado en 1709 por un italiano llamado Bartolomeo Cristofori, quien buscaba un instrumento capaz de competir en expresividad y en fuerza con el violín. El hallazgo de Cristofori fue perfeccionado por otros fabricantes: Silbermann y Stein en Alemania, Broadwood en Inglaterra, Erard en Francia, entre otros.
Hacia mediados del siglo XVIII el piano, todavía rudimentario, era ya aceptado por los compositores: Mozart, niño prodigio, compuso a los nueve años sus primeras piezas para piano.
Mozart fue un virtuoso de este instrumento; su piano no llegaba a abarcar cuatro octavas completas. El piano actual tiene 88 teclas y alcanza una tesitura de siete octavas.
Los músicos que han escrito obras para piano son numerosísimos: ¿quién no recuerda a Beethoven, Liszt, Schumann, Chopin, Brahms, Tchaikovsky, Debussy, Ravel y otros muchos? El número de composiciones para piano supera a las escritas para los restantes instrumentos. Hay composiciones para piano solo, para piano y orquesta, para cuarteto de cuerda y piano, para violín y piano, etc. Es también un instrumento básico en las orquestas de música moderna y forma parte de los muchos conjuntos de jazz.
Instrumentos antecesores del piano fueron el clavicordio y el clavicémbalo. El primero era de tamaño reducido y podía transportarse de un lugar a otro; para tocarlo, se colocaba encima de una mesa o de un soporte. Su tesitura era corta, solo abarcaba de cuatro a cinco octavas; su sonoridad era débil, suficiente para percibirse en una habitación, pero no en grandes conciertos. Además, era un instrumento muy delicado: una pulsación excesivamente enérgica sobre las teclas podía romper las cuerdas. El clavicordio gozó de gran popularidad desde el siglo XV al siglo XVIII; muchos músicos —entre ellos Bach— compusieron melodías para este instrumento.
En el clavicémbalo las cuerdas son pulsadas, como en la guitarra. […] Su timbre recuerda al de la guitarra; su sonoridad es mayor que la del clavicordio, por lo que fue un instrumento muy utilizado por la música barroca: Bach, Haendel, Scarlatti, Couperin, Rameau y otros músicos lo emplearon en sus obras.
Tras la aparición del piano, tanto el clavicordio como el clavicémbalo cayeron en desuso; sin embargo, en nuestro siglo se han vuelto a revalorizar, sobre todo el clavicémbalo. Incluso algunos compositores —como Alejo Falla— han escrito piezas para clavicémbalo.
Enciclopedia Infantil Carroggio, Bogotá, Zamora Editores (fragmento).