Historia de la transfusión sanguínea
Estás sentado en la sala de espera de un hospital. Volteas y ves, donde deberían estar
sentadas las demás personas, a un grupo de ovejas aguardando a ser atendidas. Leen
periódicos, juegan Sudoku, regañan a sus corderillos para que estén quietos. Cuando
por fin llega la enfermera por ti, no resistes la curiosidad y le preguntas por qué tienen
a esos animales ahí, a lo que ella responde que son donadores de sangre para ciertos
pacientes que esperan una transfusión.
Bueno, hasta hace aproximadamente 300 años, eso hubiera sucedido, con la fúnebre
consecuencia de que hubiera muerto quien recibiera aquella sangre de cordero. Por
fortuna, si hoy te hace falta sangre por algún accidente u operación, la Medicina ya tuvo
sus siglos de ensayo y error para que cada quien obtenga la sangre humana que necesita.
Veamos un poco de historia sangrienta:
1628
El médico inglés William Harvey describe las funciones del corazón y del aparato
circulatorio, lo que asentó el entendimiento sobre la función real de la sangre.
1665
Ocurren las primeras transfusiones sanguíneas exitosas documentadas, en las que
Richard Lower transfunde de un perro a otro.
1667
Jean Baptiste Denise, de Francia, transfunde sangre de cordero a humano.