· En las “fiestas caninas”, concepto desarrollado por la empresa, el propietario de la casa que
actuaba como anfitrión, generalmente, recibía un lavado complementario a discreción del
operador.
· Los servicios adicionales, por los que se pagaba una cuota extra, incluían el recientemente
introducido baño de aromaterapia y el secado del pelaje con aire. Este secado era especialmente
recomendable en climas fríos, para evitar que el animal se enfermara.
· Los operadores también ofrecían asesoría gratuita a los clientes acerca de la dieta y el cuidado de
la salud de sus mascotas, incluyendo temas como las garrapatas y los problemas cutáneos. Ellos
animaban a los clientes a bañar a sus perros de manera habitual. La frecuencia más común era una vez
cada dos o cuatro semanas.
Un servicio perfecto para lograr un usuario satisfecho
El proceso del baño de un perro incluía una secuencia de pasos cuidadosamente coordinados, tal como
lo ejemplifica Elena Bernal con el tratamiento que le brindó a Golfo, un rottweiler. “Hola, querido,
¿quién es un buen chico?”, susurró Elena dulcemente, mientras recibía la mascota de manos de su amo.
Luego, le cambió la correa original, por una exclusiva para el baño, y lo sacó de la reja al sendero
en un día cálido y soleado. Pablo se ocupó de conectar mangueras y cables eléctricos a la casa, en
tanto que Elena comenzó a cepillar el pelaje de Golfo para que el agua penetrara con facilidad.