Para conseguirlo, los mercadólogos del BAP necesitaron crear una oferta coherente, donde cada elemento sea
                compatible con los demás y donde todos se refuercen mutuamente (los productos de tipo crediticio, por
                ejemplo), reconociendo que una propuesta de valor puede abarcar todo o parte del conjunto de beneficios que
                una empresa ofrece al mercado meta.
Esto, por supuesto, terminó de captar la atención de Riveros.
          Con gran ilusión, tomó su celular y llamó al Banco Americano para el Progreso, siendo atendido por una muy
          amable señorita, Rebeca Iglesias, asesora de créditos, quien le explicó en detalle todo lo que necesitaba
          saber. Luego de la conversación, Riveros estaba mucho más entusiasmado porque ya tenía fecha y hora para
          concretar su préstamo a través de una reunión presencial (a pedido del propio Riveros). ¡Podría iniciar la
          siembra del cultivo que tanto deseaba!
El día de la cita, Riveros esperó apenas tres minutos y fue
          atendido con gran amabilidad. La ejecutiva de cuentas contaba con la información necesaria para absolver todas
          sus dudas. Ella le sugirió optar por el préstamo “Pensando en el futuro”, el cual sería aprobado en un máximo
          de 3 días útiles.
Luego de cumplir con todos los requerimientos, Riveros presentó la solicitud por la
          página web del BAP, pero quiso llevar los papeles a la sucursal personalmente. En realidad, esto no era
          necesario, pero debido a su desconfianza al usar los medios digitales, prefirió hacerlo de ese modo. La
          empatía que le había generado la ejecutiva y la tasa de interés menor que cobraba el BAP lo hacían sentir muy
          seguro. Además, después, solo debía seguir el proceso a través de la APP del banco, la cual ya había
          descargado en su celular con ayuda de un amable colaborador bancario. En tres días tendría su crédito
          aprobado.