En mayo del 2023, junto con su equipo, Riveros se dio cuenta de que debía elaborar un plan sólido de cara a la
próxima campaña de ventas. De esta manera, estableció de manera minuciosa sus pronósticos de ingresos,
considerando todos los factores que lo podrían afectar como, por ejemplo, la inestabilidad política, la crisis
sanitaria, los problemas económicos o la aparición de nuevos competidores. Con ello, además de una base de
datos históricos, calculó la producciónn que requería alcanzar para abastecer con éxito la demanda futura. Con
las cifras claras se presentó ante el comité para exponer su plan respecto de la campaña venidera. Tras dos
horas y media de idas y vueltas, Riveros salió con una enorme sonrisa, su plan había sido aprobado y el
objetivo era crecer un 25 % con respecto de la campaña del 2022, que todavía sufría los estragos de la
pandemia.
En ese camino andaba el BAP, mientras Riveros evaluaba regresar la siguiente semana al banco con un par de
socios, a fin de que aprovechen las bajas tasas de interés crediticio y, de paso, prueben el sabroso café
que le ofrecían a los clientes, mientras los ejecutivos bancarios describían los beneficios trabajar con
el BAP.