Al finalizar este tema, los lectores tendrán una visión panorámica de la historia universal contemporánea que fomente su iniciativa y participación en los procesos históricos y, asimismo, les proporcione una formación social y humanista suficiente para adquirir valores que les garanticen su participación con éxito en la sociedad.
El tema versa sobre el fin del milenio. Aborda, además, los acontecimientos de la historia que se inician con la desintegración del bloque soviético a partir del cambio ideológico y político ocurrido en la Unión Soviética con la llegada al poder de Mijaíl Gorbachov. Dicho estadista introdujo la perestroika y la glasnost: políticas que influyeron decisivamente en el derrumbe del socialismo en Europa del Este, así como en la desintegración de Yugoslavia y el conflicto de los Balcanes.
Desde su entrada en la Casa Blanca en enero de 1981, Ronald Reagan ha seguido una política totalmente hostil a las revoluciones sociales del Tercer Mundo. Al vincular la insurgencia en el Tercer Mundo con el conflicto Este-Oeste, Reagan ha argumentado que una posición firme en éste requiere una posición igualmente firme en el otro escenario (...). En su campaña de reelección de 1984 Reagan alardeaba de que, desde su acceso al poder, ningún estado se había orientado hacia la izquierda en el Tercer Mundo. La política de contención y rollback se convirtió en el sello de la presidencia de Reagan, caracterizada por su notable consistencia hasta que, a finales de 1986, el escándalo del Irangate la hizo tambalearse (...).
El fracaso estadounidense en el Líbano en 1983-1984 hizo que [el secretario deEstado] Shultz insistiera específicamente en la necesidad de emplear la fuerza de forma constante y comprometida en contra de los enemigos. El estancamiento de la situación en Centroamérica exigía una mayor actividad por parte de los Estados Unidos si se quería mantener la credibilidad. Al mismo tiempo el Partido Demócrata se inclinó en el Congreso en favor de la intervención directa. La Doctrina Reagan de 1985-1986 nació de este “proceso de aprendizaje” asumido por los dos partidos (...).
Arropada por un firme unilateralismo económico y situada en un contexto más amplio de confrontación Este-Oeste, la Doctrina Reagan constituyó un programa diseñado para enfrentarse a las revoluciones del Tercer Mundo para evitarlas, para debilitarlas y "desangrarlas" si ya habían tenido lugar, y, cuando ello fuera posible, para derribarlas (...).
Halliday, F., “La Doctrina Reagan y el Tercer Mundo”, 1987,
citado por Ma Victoria López Cordón Cortezo y José Urbano Martínez Carreras,
Leer historia, Alhambra Mexicana, México, 1990, p. 394.
Yugoslavia (..) es una formación multinacional reciente que jamás ha conseguido unir democráticamente a sus partes y sólo se ha podido sostener gracias a la dictadura real y después a la comunista. El conflicto actual no es un conflicto entre un gobierno federal de reconocida legitimidad y unos nacionalismos separatistas, extremistas e irresponsables, sino que ha surgido entre unos dirigentes nacional–comunistas serbios que controlan el ejército y la policía federales —de hecho serbios— decididos a someter a unos eslovenos y unos croatas que se han otorgado gobiernos democráticos, se orientan hacia Europa y que, para continuar participando en el Estado, proponen su transformación en una confederación.
No se puede ignorar que ha sido la negativa de los serbios da Belgrado la que ha decidido a las dos repúblicas a dar el paso hacia un estatus de independencia. Así, el conflicto actual es, como demostraremos, ideológico, nacional, político y económico (...).
En el origen del conflicto se encuentran divergencias económicas. Estaba en juego el control de los fondos de desarrollo gestionados por Belgrado y teóricamente destinados a nivelar las grandes desigualdades existentes entre el norte y el sur (...).
Por otra parte, los serbios —la nacionalidad más numerosa— se sentían en desventaja tras la aplicación de la última Constitución de Tito, la de 1974, cuyas medidas de descentralización habían dispersado a gran número de serbios en otras repúblicas (...).
Durante varios meses, la crisis se fue incubando. El boicoteo por parte de los dirigentes serbios a la elección como presidente de la federación del delegado de Croacia, Stipe Mesic, llevó al paroxismo el desacuerdo entre las repúblicas (...).Recordemos que fue en ese momento cuando los Doce decidieron intervenir. (...), se trataba de arreglar un asunto europeo (...).
J. C. Pereira y P. Martínez, Documentos básicos sobre historia de las relaciones internacionales,
citado por José U. Martínez Carreras, et al., Historia del mundo actual,
Marcial Pons, Madrid, España, 1996, p. 509.
El 11 de septiembre, enemigos de la libertad cometieron un acto de guerra contra nuestro país. Estados Unidos ha conocido guerras, pero en los últimos 136 años han sido guerras en suelo extranjero, excepto por un domingo en 1941. Estados Unidos ha conocido bajas de guerra, pero no en el centro de una gran ciudad en una mañana pacífica.
Los estadounidenses han conocido ataques sorpresivos, pero nunca antes contra miles de ciudadanos.
Todo esto nos llegó en un solo día y la noche cayó sobre un mundo diferente, un mundo en el que la libertad misma está bajo ataque.
Los estadounidenses tienen muchas preguntas esta noche. Los estadounidenses se están preguntando: ¿Quién atacó a nuestro país? Las pruebas que hemos reunido apuntan todas hacia un conjunto de organizaciones terroristas conocido como Al Qaeda. Ellos son algunos de los asesinos condenados por la colocación de bombas en las embajadas estadounidenses en Tanzania y Kenya, y los responsables por la bomba contra el USS Cole.
Al Qaeda es al terror lo que la mafia al crimen. Pero su meta no es hacer dinero, su meta es recrear el mundo e imponer sus creencias radicales sobre la gente en todas partes.
Los terroristas practican una forma marginal de extremismo islámico que ha sido rechazada por los eruditos musulmanes y por la vasta mayoría de los clérigos musulmanes; un movimiento marginal que pervierte las enseñanzas pacíficas del Islam.
Las directivas de los terroristas les ordenan matar a cristianos y judíos, matar a todos los estadounidenses y no hacer distinción entre militares y civiles, incluyendo mujeres y niños.
Este grupo y su líder, una persona llamada Osama Bin Laden, están ligados a muchas otras organizaciones en diferentes países, incluyendo la Yihad Islámica egipcia y el Movimiento Islámico de Uzbekistán.
George W. Bush,
20 de septiembre de 2001, Washington (Reuters).
(…) Para mayo [de 2004], los ojos del mundo seguían el avance económico de China con la misma atención con que observaban las medidas de la Reserva Federal estadounidense. La economía china estaba creciendo a una velocidad alarmante y era evidente que padecía un peligroso sobrecalentamiento. La pregunta central era si el crecimiento económico podría moderarse, antes de que el país cayera en una crisis inflacionaria y de balanza de pagos y el crecimiento se detuviera abruptamente.
(…) China tiene los recursos [suficientes como] para crecer un cuarto de siglo más al 7.2% anual y cuadruplicar su PNB en quince años. Cuenta con el capital (entre otras fuentes, el país disfruta de una tasa de ahorro interno de las más altas del mundo), un ejército de reserva de mano de obra de cientos de millones de personas, y una planta industrial diversificada y dinámica. Pero, sin reformas, China seguiría arrastrando un desarrollo desequilibrado, con disparidades regionales —islas de prosperidad codo a codo con enclaves de pobreza—, desigualdades del ingreso, un sector estatal ineficiente, un sistema financiero disfuncional y una corrupción rampante.
China enfrenta muchos desafíos, pero los más apremiantes son dos. El país debe emprender las reformas económicas que le permitan hacer que la economía aterrice con suavidad, enterrar finalmente todos los lastres del pasado, y liberar más recursos para fortalecer su desarrollo. En segundo término, debe encontrar una vía inédita para cerrar la brecha entre la libertad económica y la opresión política, y evitar que una sociedad cada vez más urbana, compleja, moderna y educada recurra a la violencia para abrir el sistema. Sólo así podrá recuperar el equilibrio y la armonía que fueron el eje de su predominio en el pasado y deben ser el cimiento de su creciente poderío en el siglo XXI.
Isabel Turrent, “El secreto del dragón”,
Letras Libres, núm. 74, febrero de 2005,
México, pp. 23-24.
A pesar de todas las dificultades, la democracia es el régimen político predominante en América Latina; su conquista ha sido ardua, en muchos países es más formal que real y existe la duda sobre si la democracia ha llegado para quedarse y si finalmente el desarrollo es posible, ya que el peso de los frenos tradicionales es grande y hay elementos desestabilizadores por doquier.
En 1997 son válidos el razonamiento y las palabras de Jorge G. Castañeda, quien en 1994 señalaba que, para valorar las posibilidades de crecimiento económico y de consolidación de la democracia en América Latina, habría que tener presente que si las exportaciones latinoamericanas no se incrementaban durablemente a un ritmo elevado, así como el ahorro interno y la inversión productiva, las economías no podían crecer, y que si no crecían, sería imposible reducir la abismal desigualdad latinoamericana.
También, sin aminorar la injusticia ancestral de países como Brasil, México y Perú, y la más reciente de Venezuela, Argentina y Chile, la democracia en ciernes o aún por construirse no podrá sobrevivir.
Es más, la salida de la dictadura (en Chile o Uruguay), el triunfo sobre la hiperinflación (en Argentina, Perú o Brasil) o la lucha contra la corrupción y el vigor de la sociedad civil (Brasil y Venezuela), no durarán una eternidad como antídotos ante la desigualdad y la democracia representativa; así, la mayoría de la población vive en la pobreza, y la brecha que la separa de los ricos se ensancha día con día. Esto sobrecarga el sistema, ya que todos los sectores rezagados, marginados, justificadamente resentidos, cuyas aspiraciones se postergan de manera indefinida, aprovechan la libertad que les brinda la democracia para plantear sus demandas […]. La combinación es explosiva: una vasta pobreza, el sufragio universal y la ausencia de perspectivas desembocan, sin falta, en violencia e inestabilidad. En una región secularmente plagada por ambas, el panorama no resulta nada halagador.
Durante la década de 1990 han proliferado los signos de eclosión de estos fenómenos: el alzamiento indígena en Chiapas, el reverdecer del movimiento obrero y magisterial en Chile, el motín de fines del año de 1993, en Santiago del Estero en Argentina, y las huelgas duras de los obreros en la industria electrónica de Tierra del Fuego o la gigantesca toma de rehenes (varios centenares de personalidades) por el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru, más recientemente [diciembre de 1996–abril de 1997, en la embajada de Japón en Lima, Perú]. Ninguno de estos brotes constituye en sí mismo un acto alarmante, ni en conjunto conforman una tendencia. No obstante, reflejan procesos de fondo que recorren toda América Latina.
El problema es que “históricamente vulnerables, las democracias latinoamericanas continúan descansando sobre fundaciones contradictorias. Muchos se preguntan hasta cuándo se podrán mantener. La consolidación de las democracias supone una reconciliación entre la lógica del mercado y la lógica ciudadana. Por ahora no se la ve apenas venir. Y sin embargo América Latina —en el plan político y económico— se mueve, va hacia adelante. La lógica del mercado tiende a dejar de lado una parte creciente de la población en una pobreza extrema. La lógica ciudadana tiende a integrar a cada vez más gente en las formas de autoorganización del espacio privado y en la voluntad de actuar en el espacio público. ¿Cuál de las dos lógicas se impondrá?” (G. Couffignal/O. Dabène).
Rafael Aracil, Joan Oliver y Antoni Segura, El mundo actual, Universidad de Barcelona,
Barcelona, 1998, pp. 493-494.
(…) Muchos imaginan que comenzó la era de la posmodernidad. La fragmentación de lo real disperso por el espacio y despedazado en tiempo desafía la razón y la imaginación generadas desde la Ilustración. Cuando se acelera el proceso de globalización, y da la impresión de que la geografía y la historia llegan a su fin, muchos piensan que entró la posmodernidad, declinó la razón y se desató la imaginación. Se intercambia la experiencia por la apariencia, lo real por lo virtual, el hecho por el simulacro, la historia por el instante, el territorio por el dígito, la palabra por la imagen.
(…) La sociedad global se transforma en un vasto mercado de cosas, gente e ideas, así como de realizaciones, posibilidades e ilusiones; integra también homogeneidades y diversidades, obsolescencias y novedades (…).
El mundo se transforma en territorio de todo el mundo. Todo se desterritorializa y reterritorializa. No solamente cambia de lugar, se desarraiga, circulando por el espacio, atravesando montañas y desiertos, mares y océanos, lenguas y religiones, culturas y civilizaciones. Las fronteras son abolidas o se vuelven irrelevantes e inocuas, se fragmentan y cambian de forma, parecen pero no son. Los medios de comunicación, información, transporte y distribución, así como los de producción y consumo se agilizan universalmente. Los descubrimientos científicos, transformados en tecnologías de producción y reproducción material y espiritual se difunden por el mundo. Los medios impresos y electrónicos, acoplados a la industria cultural, transforman el mundo en paraíso de imágenes, video–clips, supermercados, shopping centers, disneylandias.
Éste es el universo de la fragmentación. Se fragmenta el espacio y el tiempo, lo pensado y el pensamiento, la realidad y la virtualidad, el todo y la parte. Se disuelven modos de ser sedimentados y formas de pensar cristalizadas. Los lenguajes caminan hacia otras formas de expresar, narrar, soñar, dibujar, ilustrar (…).
Octavio Ianni, Teorías de la Globalización,
Siglo XXI Editores, México, 1996, pp. 140–141.
El problema de la libre movilidad del capital toca un aspecto fundamental del funcionamiento del capitalismo, un punto neurálgico de la estrategia neoliberal de reafirmación de las prerrogativas de los propietarios de capitales. […]
Los mercados financieros tienen una lógica y un funcionamiento propios. Las finanzas son hipersensibles a las menores señales que indican ganancias o pérdidas eventuales. Si una actividad parece rentable, los capitales se dirigirán hacia ella; si otra demuestra ser poco lucrativa, los capitales huirán. Toda la historia del capitalismo está atravesada por la construcción, paralelamente al mundo de la producción, de instituciones financieras que facilitan esos movimientos, y por tentativas de perfeccionarlas constantemente —de ahí la igualmente constante necesidad de reglamentar esas operaciones—. Esos dispositivos son eficaces desde cierto punto de vista, en el sentido de que facilitan adoptar decisiones. Pero también tienen consecuencias potencialmente devastadoras. La historia de las crisis bursátiles lo demuestra; cuando todos quieren salir del juego, los cursos se derrumban.
Lo mismo sucede con los mercados monetarios. Si quienes poseen capitales presienten la desvalorización de una moneda, tratan de convertir sus haberes en otra moneda. Las tasas de cambio se preservarán eventualmente, gracias a la compra-venta de divisas por los bancos centrales o al aumento de las tasas de interés, o bien caerán, confirmando las anticipaciones negativas.
Gerardo Dumenil y Dominique Levy,
Crisis y salida de la crisis. Orden y desorden neoliberales,
Fondo de Cultura Económica, México, 2007, pp.141-143.
Instrucciones: Lee el siguiente texto y realiza una investigación acerca de cómo la Crisis del Petróleo de 1973 cambió la perspectiva que tenían las potencias capitalistas (Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia) con respecto a la importancia del Medio Oriente en la economía mundial.
La crisis del petróleo: una primera lectura de los factores internos y externos (...) Fue en 1973 cuando el mundo occidental se dio cuenta de las posibilidades que se habían abierto para los árabes, y del papel que podía desempeñar el arma del petróleo en el marco de una acción árabe concertada, al conferir al orden árabe un mayor poder de negociación dentro del orden internacional.
En efecto, el embargo petrolero favoreció, en su momento, la aparición de algunas tesis tercermundistas que reivindicaban la instauración de un nuevo orden internacional y la apertura de un diálogo Norte-Sur, en la perspectiva de un intercambio equitativo.
Ese periodo fue calificado entonces, por políticos de Occidente, como un “mensaje de advertencia” de que los árabes ya disponían de medios financieros y militares, y que un día acabarían teniendo en la mano todas las bazas (ganancias) necesarias. Desde entonces se empezó a observar al mundo árabe de modo atento, y, si no con respeto, al menos con cierto temor.
Occidente organizó la contraofensiva al crear la Agencia Internacional de Energía. Los árabes no tardaron en pasar del papel de “los que toman la decisión”, en cuanto al establecimiento de los precios (price makers), al de “recaudadores” (price takers) obligados a aceptar, de buena o mala gana, los precios fijados por otros.
Darem Bassam (Irak) La dimension politica: la crisis del Golfo,
una primera lectura de los factores internos y externos,
en http://www.eurosur.org/ai/afric12d.htm
Instrucciones
Consulta diferentes fuentes de información como videos documentales, Internet, filmes cinematográficos, libros, periódicos, revistas, y elabora una narración acerca de alguna de las intervenciones de Estados Unidos en el Tercer Mundo fundamentadas en la Doctrina Reagan. Menciona sus propósitos específicos.
Instrucciones
Localiza en libros, revistas, Internet o discos compactos, fotografías ilustrativas de los hechos ocurridos en 1989 en Europa central y oriental —Rusia incluida—, y elabora un collage de imágenes históricas.
Instrucciones
Investiga en los medios de comunicación los actos terroristas perpetrados en el mundo durante los seis meses anteriores a la ejecución de esta actividad y escribe un ensayo crítico de dos cuartillas acerca del tema.
Como todas las áreas de la vida humana, la actividad artística ha estado influida por los avances en la tecnología de la información, que permite a los artistas “accesar”, de manera inmediata, a la enorme variedad del acervo de expresiones de esta actividad creativa, ofreciéndole una gama de opciones que jamás había sido tan amplia. La comunicación instantánea existente en el mundo actual es uno de los factores que ha favorecido la existencia de un eclecticismo en el ámbito artístico, que va de acuerdo con la postura de la posmodernidad.
También se aplicaron al campo del arte —en las artes plásticas, la literatura y la danza— las ideas posmodernistas que rechazan el racionalismo y las reglas impuestas por la modernidad. En las artes plásticas, esto significó la defensa del principio de libertad completa para el creador y la eliminación de los modelos generales e “ismos”. Los artistas posmodernos rechazan la representación ya sea realista, simbólica o abstracta, así como la pureza formal del clasicismo. No obstante, recurren a las experiencias artísticas del pasado con el propósito de recuperar elementos e ideas, así como recoger los aspectos formales de la pintura y la arquitectura, sus técnicas y sus formas. Pero esto no significa identificarse con una sola corriente o un solo estilo, sino tomar de las experiencias pasadas lo que libremente se acomode a la manera en que cada individuo busca expresar su creatividad artística.
El posmodernismo en el arte está marcado por un historicismo ecléctico y un relativismo, en el que viejas y nuevas modas y estilos son reutilizados y reciclados para crear nuevas formas artísticas, cuya característica general es la utilización constante de un lenguaje irónico propio de la parodia en un afán por cuestionar los valores tradicionales. En arquitectura un ejemplo de esto consiste en emplear conscientemente la desproporción de los elementos, o bien, en introducir una serie de fragmentos clásicos, como columnas o arcos, en zonas que serán dedicadas, precisamente, a albergar objetos propios de la sociedad posindustrial, con el propósito de crear un contraste evidente y atrevido.
La arquitectura es la actividad artística donde el posmodernismo ha tenido su más clara expresión, principalmente durante las décadas de 1970 y 1980, cuando sus representantes más destacados gozaron de gran prestigio y cuya obra se expresa en una muy amplia variedad de estilos. Con ese evidente eclecticismo los arquitectos posmodernistas pretenden reflejar la pluralidad esencial de la sociedad posindustrial, factor decisivo para la arquitectura pública, dirigida a una gran variedad de personas con gustos diversos y referencias culturales dispares. Este carácter populista es contrario al espíritu del modernismo en el sentido de que, según los posmodernistas, las composiciones austeras del modernismo sólo pueden ser disfrutadas por una escasa elite cultural.
Con los botes de pintura en spray nació y se propagó un nuevo fenómeno artístico: el graffiti. Dicho movimiento alcanzó notoriedad en 1977, al aparecer los primeros dibujos en las fachadas de los edificios de Nueva York. Jóvenes marginados encontraron en los botes de spray un nuevo medio de expresión, y si bien se basaron originalmente en los comics, pronto alcanzaron rasgos propios. Al pintar graffiti arriesgan la libertad, porque pintan en monumentos y edificios públicos, y hasta la vida, pues suben por paredes y escaleras para llegar a sitios complicados.
El graffiti se ha convertido en un símbolo de la juventud, del desprecio a las instituciones y de burla a la sociedad. Es también el símbolo de una contracultura o cultura underground. En un principio fueron obras anónimas, pero con el tiempo han ido cobrando paternidad y hacia finales del siglo XX se les reconoció como un movimiento de vanguardia, de tal manera que en 1986 se presentó por primera vez en España el arte del graffiti en la galería Metronom.
De cualquier manera, el graffiti siempre ha provocado reacciones; las autoridades persiguen a sus autores para castigarlos por los daños materiales que causan; los habitantes de las ciudades se sienten agredidos en sus propias casas, pues consideran que los dibujos ensucian y hacen desagradable el entorno; en tanto que los artistas se divierten con sus hazañas creativas.
Los dibujos suelen ser de distinta factura: agresivos, divertidos, obscenos, para sentar su posición ante la sociedad, o de alabanza a algún héroe. Pero, sobre todo, constituyen una vía de expresión de la rebeldía juvenil contra la vida en las grandes ciudades, que consideran anónima y monótona, y manifiestan su oposición a un tipo de sociedad restringida por leyes, reglamentos e instituciones.