Este tema contiene las nociones más representativas de los conceptos de la Historia y su interrelación con otras ciencias, así como el uso e importancia de las fuentes que cualquier interesado en la disciplina puede utilizar para el estudio de la materia. Comprende las características más relevantes de las principales escuelas de interpretación de los hechos históricos, así como la periodización tradicional de la historia, precisando los criterios para dividirla y su utilidad.
Este tema resulta interesante, fácil de entender y accesible, se encontrará información que permite asimilar de forma gradual un panorama general de las nociones básicas de la fundamentación histórica, así como la importancia que tiene para explicar los fenómenos actuales.
En el siglo XIX, cuando la pasión por las antigüedades invadió Europa, los excavadores escudriñaron en los lugares misteriosos de Mesopotamia; como resultado les fueron revelados los esplendores de fabulosas ciudades como Babilonia, Nínive, Dur-Shavrukin y otros centros. Su interés se debe a que en esas ciudades se inventó y desarrolló un sistema práctico de escritura, que provocó una revolución en la comunicación humana de enorme trascendencia para el proceso intelectual, económico y cultural del hombre. Las ideas, los inventos y las técnicas se difundieron hacia Oriente y Occidente para dejar su huella en todas las culturas de la antigüedad, y aun en las actuales.
La función clave desempeñada por Mesopotamia en la epopeya de la civilización ha llegado a conocerse gracias a los esfuerzos primeros hechos por excavadores sin preparación, en su mayoría ingleses y franceses, que buscaban principalmente reliquias y prestaban poca atención a los aspectos que contribuyeron a completar el cuadro del pasado.
Tuvo que pasar mucho tiempo para que las excavaciones dejaran de ser aventuras en busca de tesoros y se convirtieran en una disciplina. Este cambio se produjo a principios del siglo xx, cuando los arqueólogos profesionales reemplazaron a los aventureros, y los métodos de excavación descuidados y con otros fines cedieron el paso a técnicas refinadas y con base científica; se dio inicio al descubrimiento de aldeas y ciudades, de chozas, calles, tumbas, tablillas de arcilla y palacios, entre otras cosas, que permitieron a los especialistas reconstruir la historia y la cultura de Mesopotamia, así como el carácter y la vida de un pueblo.
Estos testimonios aclaran casi todos los aspectos de la existencia antigua, desde la proclamación de un rey hasta las actividades de un comerciante o un campesino; asimismo, permiten conocer magníficas obras literarias, históricas y religiosas. Durante los dos decenios posteriores a 1920, la arqueología en Mesopotamia realizó importantes hallazgos. Ejemplo de ello fueron las investigaciones de Sir Leonard Woolley en la ciudad de Ur de los caldeos, lugar en el que abrió las tumbas reales del tercer milenio antes de Cristo, con resultados espectaculares. Mientras, arqueólogos alemanes excavaban en la Erech bíblica y descubrían los templos sumerios erigidos sobre grandes plataformas, que datan de 3000 años antes de Cristo; entre las ruinas hallaron también cientos de tablillas de arcilla con signos pictográficos, que son los precursores de la escritura cuneiforme. Por su parte, un equipo angloamericano trabajaba en Kish, una ciudad importante de la antigua Sumeria, donde descubrió zigurats y edificios monumentales. Al norte de Bagdad, arqueólogos estadounidenses encontraron templos, palacios y esculturas de gran importancia para el estudio de la región. En Siria, investigadores franceses iniciaron el desenterramiento de la ciudad de Mari al sacar a la luz un palacio real de más de tres hectáreas de superficie.
Con esas fuentes primarias de todos los grupos que investigaron, otros equipos, lejos de la región, llevaban a cabo una ardua labor para analizar, traducir y estudiar los vestigios de esa milenaria cultura. Los óptimos descubrimientos y estudios de esos primeros decenios del siglo xx demostraron que Mesopotamia merece llamarse con justicia la “cuna de la civilización”.
Estandarte de Ur
Aunque S. M. el Rey justa y rectamente es y debe ser el jefe supremo de las Iglesias de Inglaterra, y como tal ha sido reconocido por el clero del reino en sus asambleas, no obstante, para corroborarlo y confirmarlo, para aumento de la virtud de la religión cristiana en este reino de Inglaterra y para reprimir y extirpar todos los errores, herejías y otras irregularidades y abusos que hasta ahora se han cometido en el mismo, por la autoridad de este Parlamento ordenamos que el Rey nuestro soberano señor, así como sus herederos y sucesores, reyes de este reino, sean habidos, aceptados y reputados como el único jefe supremo en la Tierra de la Iglesia de Inglaterra llamada Anglicana Ecclesia (...).
Acta de supremacía de la Iglesia de Inglaterra (fragmento), del 3 de noviembre de 1534,
citada por Ma. Victoria López Cordón Cortezo y José Urbano Martínez Carreras,
Leer historia, Alhambra Mexicana, México, 1990, pp. 39–40.
El primer gran país que fuera del Imperio adoptó el protestantismo fue Inglaterra: un país en el que las instituciones eclesiásticas no gozaban de mucho prestigio y habían sido enérgicamente atacadas desde los tiempos de Wycliffe. El alejamiento de Roma se produjo por motivos muy particulares y tomó formas específicas, Enrique VIII… se dirigió en el año de 1527 al Papa para obtener la anulación de su matrimonio con Catalina de Aragón. No habiéndolo obtenido, decidió casarse igualmente con Ana Bolena, satisfecho con la anulación concedida por el arzobispo de Canterbury, Thomas Crammer (mayo de 1533). La energía de Roma, que tan escasamente se había demostrado en relación con Lutero y sus primeros seguidores, se manifestó ahora: el rey, la reina y el prelado fueron excomulgados en julio de 1534. Enrique VIII, sin embargo, ya había tomado medidas audaces y no se retractó. En febrero de 1531, se había hecho reconocer como protector y jefe supremo de la Iglesia de Inglaterra; al año siguiente impidió que las recaudaciones habituales del año en el reino fuesen satisfechas a Roma (...).
Alberto Tenenti, “El Renacimiento”, Historia Universal Planeta, vol. 6,
Josep Fontana, director, Barcelona, España, 1992, p. 419.
Si un hombre libre acusa de asesinato a otro hombre libre, pero no lo prueba, el acusador será condenado a muerte.
Si un hombre libre acusa de brujería a otro hombre libre, pero no lo prueba, el acusado de brujería irá al río y se arrojará a él, y si el río se lo traga, el acusador se apropiará de sus bienes; si el río demuestra que el señor era inocente y se salva, quien lo acusó de brujería será condenado a muerte, mientras que el que se arrojó al río se apropiará de la riqueza de su acusador.
Si un hombre libre da falso testimonio en un juicio y no prueba lo que dice, será condenado a muerte si se trata de un juicio que implica la vida.
Si un hombre libre roba propiedades del templo o del Estado, será condenado a muerte; también el que reciba de su mano los bienes robados será condenado a muerte.
Si un hombre libre ha comprado o ha recibido en custodia plata u oro, esclavo o esclava o un buey, una oveja, un asno o cualquier cosa de manos del hijo de un hombre libre o de un esclavo del señor, sin testigos ni contratos, dado que ese señor es un ladrón, será condenado a muerte.
Si un hombre libre roba un buey, una oveja, un asno, un cerdo o una cabra que pertenecen al templo, o al Estado, deberán restituirlo treinta veces; si pertenecen a un ciudadano privado, lo restituirá diez veces. Si el ladrón no tiene lo suficiente para hacer la restitución, será condenado a muerte.
*Hammurabi fue el fundador del primer imperio babilónico y quien dictó El Código de Hammurabi.Se conoce por una estela resguardada en el Museo de Louvre, en París. Fuente: Kishlansky, Mark A.,Fuentes de la Historia Universal. Vol. 1. México. Thomson. 2001, pp. 25-26.
Y así, los arqueólogos numeran una serie de sucesivas culturas predinásticas con nombres imponentes:
Tasiense, Badariense, Amratiense, Gerence y Sermainiense; y numeran también los fenómenos físicos que aparecen en cada una de ellas: pedernales, cerámica, los primeros metales, amuletos, tumbas, casas y obras de arte. El cambio era constante y con atenuaciones; lo era asimismo el enriquecimiento. Algunas cosas, tales como las casas y los utensilios de metal, se hicieron más frecuentes, más grandes y más variadas; pero otras perecieron en la competencia con elementos nuevos; las armas de pedernal y la cerámica pintada alcanzaron gran perfección en épocas muy primitivas. Después decayó su calidad cuando el hombre ocupó sus energías en otros menesteres.
Esto es particular de la cerámica, donde la capacidad artística del hombre produjo objeto de habilidad, belleza y utilidad extremadas; pero después su impulso artístico siguió otras direcciones, y la cerámica se hizo tosca y meramente utilitaria.
Fuente: Wilson, John A., La cultura egipcia. México. FCE. 1988, pp. 45-46 (Breviarios, 86).